Para niños de cuatro a cinco años, el desarrollo emocional es fundamental ya que están en una etapa crucial de su crecimiento y aprendizaje social. Las emociones juegan un papel crucial en su capacidad para entender y comunicarse con el mundo que les rodea. A esta edad, están comenzando a identificar y etiquetar emociones básicas como felicidad, tristeza, miedo y enojo, lo que les permite desarrollar habilidades de regulación emocional. Aprender a reconocer y gestionar sus emociones les ayuda a establecer relaciones saludables, resolver conflictos de manera constructiva y construir una autoestima positiva. Además, el apoyo y la validación de las emociones por parte de adultos significativos les brindan seguridad emocional, promoviendo un ambiente propicio para su desarrollo emocional y bienestar general.
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